Cuando escribo sobre “vivir en el presente” me refiero a
este momento actual de mi vida. A veces nos perdemos el presente a fuerza de
añorar el pasado y temer al futuro. Tenemos que reconciliarnos con el presente
tal como es y sacarle todo el fruto posible. Esta es la manera de disfrutar de
la vida aunque no la practiquemos en el día a día.
Cada edad es tan válida como cualquier otra con sus
características mejores o peores.
La vida se mueve, las personas cambiamos…viejas
costumbres han desaparecido pero han surgido nuevos retos. Hay que dejar caer
lo pasado, limpiar los rincones y hacer sitio para nuevas ideas y nuevas vidas.
Amar la vida en la que vivimos tal como es, sentirse orgulloso en ella, teniendo
presente la naturaleza, nuestra sociedad
y la historia, he aquí el gran secreto de la paz interior y la satisfacción
propia.
Qué cuántos años tengo? -¡Qué
importa eso.
¡Tengo la edad que quiero y
siento!
La edad en que puedo gritar sin
miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al
fracaso o lo desconocido...
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pero no es la edad que tengo, ni
lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y
mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para
gritar lo que pienso,
Tengo la edad en que las cosas se
miran con más calma,
pero con el interés de seguir
creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los
dedos,
las ilusiones se convierten en
esperanza.
¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un
número,
¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cincuenta,
sesenta o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad
que siento!
Tengo los años que necesito para
vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el
sendero,
pues llevo conmigo la experiencia
adquirida
y la fuerza de mis anhelos
¿Qué cuántos años tengo?
¡Eso!... ¿A quién le importa?
Tengo los años necesarios para
perder ya el miedo
y hacer lo que quiero y siento!!.
Qué importa cuántos años tengo.
Poema de José Saramago