domingo, 22 de abril de 2018

Te llevo en mi corazón


Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida
Si insistimos en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, perdemos la alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos.
Como quieras llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
Puedo pasar mucho tiempo de mi presente divagando en los porqués  para tratar de entender     por qué sucedió tal o cual hecho… ¿Y…?
El desgaste sería infinito porque en la vida todos estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes toda la vida. Tenemos que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir
con sólo lo que tenemos en el presente. El pasado quedó atrás.

martes, 3 de abril de 2018

La última hoja




Acabé de asesinar la hoja ya seca con mi pisada. Me paré unos segundos y me limité a observar de qué manera tan bella se desnudan los árboles para volver a vestirse de colores al comenzar la primavera. Decidí seguir caminando y entonces vi una de las últimas hojas desprenderse; pensé en ti y en que no estabas. ¡Algunas veces el corazón sangra en forma de lágrimas! Me estremecí por dentro con el frío de la mañana y unido a tu recuerdo, en mi rostro nacieron dos diminutos arroyuelos.

Te fuiste en una primavera y me acuerdo de ti en esta nueva que comienza.

La memoria es como esa bella durmiente que el beso de una idea despierta. Lloré y sola te resucité en ese bello parque por el que tantas veces recorríamos juntos... quizás de eso se trate la inmortalidad. Sé cuánto tiempo te tuve a mi lado y ahora me limito a sentirte.

De repente, un rayo de sol se coló entre el desnudo ramaje y me golpeó el rostro secando la huella de ese bello dolor, Seguí caminando con fuerza y miré el reloj, se me hacía tarde y esperaba una llamada, quizás allí no tenía cobertura suficiente y necesitaba hablar con él. Aceleré el paso y me olvidé de las hojas, de crujidos, del aroma del bosque pero... no de ti aunque el río de la vida siga su curso con nuevos paisajes, nuevos sonidos, nuevos aromas y nuevos sentimientos...aún así tu recuerdo siempre me acompañan.

domingo, 1 de abril de 2018

A mis hijos

                                                                         






 Hola hijos: vosotros fuisteis la razón de mi existencia y una bendición que Dios me dio.
¿Cómo definir un hijo? ¿Cómo definir ese amor y sentimiento que tenemos dentro?
¿Cómo poder explicar el gozo en los momentos de alegría y el sufrimiento en los momentos de dolor?
No se puede explicar: es algo que va más allá de nosotros mismos.
Es una sonrisa
Es una lágrima
Es una oración
El que no haya tenido estos sentimientos, no puede comprenderme.
El amor que siento por vosotros va más allá de las palabras.
Os vi en mi regazo: luego crecer, jugar, amar, sufrir…
Cuando el pasado viene a mi, mis ojos se humedecen recordando vuestra infancia, aquella niñez que ya pasó…
Pero estoy aquí y ahora.
Todavía me queda tiempo para disfrutarlos
¡Gracias hijos por tanta felicidad!