Joaquín Sabina en una de sus canciones dice… ¡Y algunas
veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna y le hablo de esa amante
inoportuna que se llama Soledad!
Algunos días tengo la sensación de que todas las personas
tenemos algo de islas. Sentimos la soledad aunque vivamos en contacto con los
demás, pocos o muchos ya que depende de cada historia personal. Nos vemos a
distancia y entre esta gente hay de todo; padres, hermanos hijos, pareja, amigos
compañeros de trabajo…
Nos cruzamos en el camino y compartimos vivencias, pero…¡hay
tantos pensamientos, ideas y emociones que nunca compartiremos porque siempre
hay un punto de soledad de hondura donde no dejamos a nadie que se asome! ¡Hay tanta vida oculta
cotidiana anónima en nuestras vidas…! Nos movemos entre la soledad y el abrazo,
entre la distancia y el encuentro entre la diferencia y la unidad y así vivimos
tendiendo puentes o buscando barcos que nos ayuden atracar aunque sea por unos
minutos en otro puerto, pero al final hay que respetar los tiempos y los
silencios de los demás.
Entonces es cuando tienes que aprender a bailar con tu
soledad…
No hay comentarios:
Publicar un comentario