martes, 22 de mayo de 2018

La carreta vacía


Caminaba por el campo con mi padre, cuando él se detuvo y después de un pequeño silencio me preguntó: “Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?”
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: “Estoy escuchando el ruido de una carreta...”
“Eso es” -dijo mi padre- “es una carreta vacía”.
Pregunté a mi padre: "papá ¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos?”
Entonces mi padre respondió:
“Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido que hace. Cuánto más vacía la carreta, mayor es el ruido”.

Me convertí en adulta y hoy, cuando oigo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
“Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas.
Nadie está más vacío, que aquel que esta   lleno del  ‘Yo mismo’.
Seamos lluvia serena y mansa que llega profundamente a las raíces, en silencio.

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