Abre la ventana de tu
corazón, y deja airearse tu alma.
Diseña un horizonte más
allá de tu ventana.
Haz florecer todos los
campos que tu vista alcanza, después ve más allá.
Deja la luz inundar todo,
borrar las marcas de las decepciones, las tristezas del fracaso, el vicio de
sufrir por sufrir, y permite que el sol derrita el hielo de la soledad.
Enamórate de una sonrisa y
sonríe también... ilumina las ventanas de los ojos, ama a la persona que en el
espejo te reflejas todas las mañanas.
No permitas que ninguna
sombra borre el sol, que ninguna pared aprisione el viento y calle el sonido de
la vida.
Expón en la ventana la
alegría de vivir, muestra al mundo un rostro luminoso, una faz sin arrugas de
preocupaciones, lista para ser acariciada, admirada y besada.
Siembra ternura, un gesto, una frase dulce o un suspiro, alguno
escuchará y devolverá el eco de tu voz.
Desvía tu mirada de las cosas tristes e infelices,
transforma en oasis toda la aridez que aparece a través de tu ventana.
Esparce el polvo dorado de
tus sueños más allá de la ventana, planta flores, permite que las semillas de
la felicidad se depositen y contaminen
toda la tierra.
Valora siempre lo mejor de cada persona y lo mejor que hay
en ti...
Abre la ventana de la vida
y que se llene de cada cosa, aunque parezca pequeña. Vive la forma adulta de ser niño.
Abre la ventana y no mires
pasar la vida, VIVELA.
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